viernes, 4 de diciembre de 2015

LOS SARGAZOS


En aquel recuerdo, arraigado en el origen,
allí donde muere la memoria
dando paso a la nostalgia de tantas inquietudes
que llevaste en la maleta de la ausencia;
van dobladas las camisas que mis manos
vistieron en tu piel.
En el mar de los sargazos, junto a los viejos armazones
de barcos naufragados yacen los restos
de aquellas noches concupiscentes,
llenas de humedades compartidas en sinuosas caricias
que estrangularon la rectitud de intenciones sinceras.
En el malecón rugen ecos insonoros
que embisten el día a día de cada intento.
Aún mantengo el gesto de la despedida
apoyado en la baranda de estos versos
que se agitan como un pañuelo.
Ahora paseo por la ensenada del olvido,
contemplando las olas del recuerdo
que en ocasiones arrojan vestigios
en la infinitud de la arena,
bañada tan sólo por la marea de la tristeza.

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